martes, 7 de diciembre de 2010

Sábado (en mi caSa)


Mentira que la vida es justa.

Estoy viendo como mi mamá lucha contra los defectos de mi papa, que son los mismos defectos que él tiene desde que se conocieron.

O sea, que quizás la culpa la tenga ella por haber creído que iba a poder cambiarlo, no?

Siempre nos pasa lo mismo, en el fondo de nuestras más feas miserias, nos creemos con el poder de cambiar las cosas, y a las personas también. Ahí esta el error, si vas a querer a alguien, tenes que quererlo tal cual es. Eso no significa que no intentes que mejore, avance o reconozca y cambie sus defectos, simplemente significa que si no lo logra, no vas a dejar de quererla por eso.


Simple.
Querer a alguien no es querer moldearlo a tu imagen y semejanza.
Querer a alguien es ver sus falencias en cada defecto y ayudar a que eso no apague la luz de sus virtudes.


Estoy en pijama todavía, el sol que hay afuera es increíblemente hermoso, pero no tengo ni un misero plan para salir a disfrutar de él. Mi garganta pide a gritos un cigarrillo, mi taza de café con leche está mirándome de reojo, casi harta de verme triste. (Creo que es mi única gran aliada hoy en día: mi taza de café con leche). En el reproductor de la PC suenan canciones que me hacen acordar a cosas que no se si quiero acordarme, y me debato entre achurar mi pelo hermosito a una divina melena carré, o cortarme cortito como un nene, o hacerme la linda y dejármelo largo y lacio como la mayoría de la gente dice que me queda “bien”.

O sea, en resumen, le pregunte a dos personas como les parece que me quedaría el pelo cortito, y la respuesta de las dos personas fue: como el orto. O sea igual, re sé que tienen razón porque tengo la cara REDONDA y mis cachetes son HORRIBLEMENTE GRANDES.


Por lo menos sé que no me mienten.
Necesito urgente hacerme un reseteo en la cabeza y en el corazón, y en el pelo, y en la cara, y en el cuerpo...


Digamos que si me dieran la opción de ser alguien en particular en esta vida de mierda, sin dudarlo elegiría cualquiera al azar, menos la mía.
Ni la de Sol, obvio.



Eu, miren (escuchen) esto!

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