martes, 22 de septiembre de 2009


Me inquieta que me inquietes, aun cuando ni siquiera conozco tu voz.

Me asusta que me importes, aunque en tu lógica esto no conozca de razón. Casi como si te conociera demasiado, y sintiera que de alguna manera, estoy con vos. (A la distancia, casi a un costado).

Como si mi alma se retorciera de dolor cada vez que no me hablas, cada vez que no te encuentro…

Y así pasan los días en la vida de quien no quiere quererte pero no puede evitarlo, quien le busca una explicación a lo que siente, casi como si estuviese a un paso de descubrir que es lo que le pasa, Que es lo que nos pasa.

Y así corren mis días. Y yo aquí. Sin poder verte, sin conocerte.


Tal solo quisiera que llegara aquel momento, y reconocerte de algún modo, en cuerpo y alma; casi como una conjunción perfecta, tus ojos y mi sonrisa.
Lo que tanto tiempo imagine, sola en mi habitación, conciliando el sueño pensandote, cerrando mis ojos anhelando que falte menos, pero siempre FALTA.

Y tu miedo a la imperfección, y mi miedo a la frustración de no poder hundirme en tus brazos…

(que me tomes fuerte de la mano y no me sueltes nunca mas…) nos traba justo antes de que demos el gran paso. Temo desearte como lo hago, Y sonrío cada vez que esta magia dice presente en nuestras vidas.


A un paso del principio del Idilio,(ese que por separado, alguna vez soñamos vos y yo), o casi al borde del final de una absurda e inocente fantasía.