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La diferencia entre las cosas que callé y las cosas que te dije,
es que las lgrimas las lloro en silencio, lo que te dije lo dije a gritos.
Casi suplicándote.

Aun hoy quiero pensar que un día voy a despertar y este dolor va a ser solo un mal recuerdo.
Otras veces sueño aun más y pienso que quizás con algo de suerte, mañana ya no despierte. O si lo hago, al amanecer mis ojos se encontrarían con los tuyos, en la mirada más tierna y profunda de todos los tiempos.

Y te prepararía el desayuno.

Y te sonreiría mientras te despabilas.

Acariciaría tu pelo mientras sonreís. Y después de vestirte, desvestirte y volverte a vestir, pondría jazmines en la mesa, y te besaría eternamente.


Te veo en todos lados. (Y es realmente horrible)




Tocar fondo. Sentir el frío calándome los huesos, colándose entre mis nervios, entre mis antiguas sensaciones. Sentirme cuasi muerta, y sentirte vivo en mí.
La causa de mi más profunda angustia es también la última gota de esperanza que guardo en lo profundo de mi mente agonizante. De mi psiquis alarmante.


El abrazo nunca llega, tengo la espalda fria y me duelen los huesitos (creo que de tristeza) y èste tema no para de sonar en mi computadora.

Todo esto junto no es buena señal.