domingo, 24 de abril de 2011

my smiling fragile heart


A la luna, al sol, a mis amigos y a tu botella de vino barato,
A todos ellos les confesaría las ganas de que duermas la siesta a mi lado, todo el día. Y que cuando te despiertes me des un beso con los ojos entreabiertos y tus mejillas tibias todavía, por el calor de las sabanas.


Los cigarrillos, el no dormir, los cuentos sobre el amor y el sexo que relatan mis amigos y los viejos discos de EOY que me retumbaban en la mente mientras fingía prestarles atención.
Todas estas cosas parecen unirse en un solo deseo y de repente, estoy queriendo besarte otra vez.

Hoy en la radio pasaron la banda que nadie conoce y que a mi me gusta tanto, y me sentí muy feliz. Tanto, que grité, y fui corriendo a contárselo a papá, que estaba barriendo las hojas color mostaza que se acumularon en la vereda. (Esas que mamá insiste en no barrer, porque le gusta escucharlas crujir cuando llegamos a casa).

Él sonrió, como siempre, y yo rompí un vaso en el camino. (Pero fue sin querer).



Sacrificarías todo lo que tenes a cambio de un beso sincero?

Mamá dice dice que tengo que tener los pies sobre la tierra.
Mientras yo insisto en que tenerlos en el cielo, es mejor.

1 comentario:

  1. En algún momento creo que hay que barrerlas, en cambio, mi abuelo podo los dos árbolitos que tenemos en la entrada, y se siente tan frío por más que entre todo el sol de la mañana.
    A mi también me encanta escuchar su ruidito.
    Esceibís desde el recuerdo hasta los anecdótico de una manera tierna y hermosa.

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